
No sé si os habéis fijado, pero hay personas que parecen tener un talento innato para hablar y actuar despertando atención y positividad. Actúan de forma natural, pero por alguna razón “conectan” con las personas de forma casi inmediata. Son personas con “carisma”. A estas personas les escuchamos cuando hablan, hacen que nos sintamos a gusto, no llaman la atención y sin embargo, despiertan nuestro deseo de estar a su lado.
Esto, que puede parecer una habilidad social innata, se puede aprender. Lo que es una muy buena noticia para los que no hemos nacido con ella. Quizá no lleguemos a “ser” tan carismáticos como “Nelson Mandela” o “Obama”, pero sí podemos mejorar nuestro carisma
Podemos adquirir el arte de la CONEXIÓN a través del conocimiento de las diferentes estrategias, a través de la práctica y por supuesto con mucha motivación.
Vamos a ver 8 estrategias que podemos empezar a trabajar:
1.- Utiliza su nombre:
Dicen, que nuestro nombre es el sonido más dulce para nosotros. Nuestro nombre es parte fundamental de nuestra identidad, y está demostrado que escucharlo valida nuestra existencia y nos inclina a tener sentimientos más positivos hacia quien lo pronuncia. En las conversaciones habituales úsalo, aunque sin abusar. Simplemente pronúncialo de vez en cuando al hablar con la persona.
2.- Pide algún favor
Se dice que cuando Franklin estaba en la asamblea legislativa de Pensilvania había un opositor, que en alguna ocasión había hablado en su contra. Para ganárselo, Franklin le pidió un favor, que le prestara un libro muy raro de su biblioteca. Él lo hizo, Franklin se lo devolvió al cabo de una semana con una nota de agradecimiento. A partir de entonces la relación entre ambos fue mucho más fluida, hasta el punto de hacerse grandes amigos. Nos sentimos halagados cuando nos piden un favor, y más, cuando fácilmente lo podemos hacer. Si a esto le sumamos que generalmente nos gusta la gente con la que somos amables, habremos conseguido “conectar” con esa persona.
3.- Halaga cuando tengas oportunidad.
Si no hay sinceridad no solo no nos servirá sino que nos perjudicará. Por eso digo cuando tengas oportunidad. Busca esas ocasiones en que esa persona ha hecho algo bien, y díselo. A veces, el contacto esporádico que tenemos con algunas personas no nos permite reconocer su buena labor, pero quizá podamos halagarla en algo tan sencillo como darte cuenta de que ha ido a la peluquería, o estrena alguna prenda, o ha bajado de peso… Parece un comentario banal pero con ese simple gesto le estás diciendo que te has fijado, y que te importa. A todos nos gusta que se fijen en éstas cosas y que nos hagan un comentario positivo.
Pero como siempre digo, sin pasarnos. En el equilibrio esta la virtud.
4.- Imita
Muchas personas tienen esta habilidad de forma natural, son camaleones, se mezclan con el entorno, copian comportamientos de otras personas, gestos y patrones del habla. Podemos intentar hacerlo conscientemente para parecer más amistosos.
Se han hecho estudios que demuestran que nos sentimos más identificados hacia aquellas personas que nos imitan (gestos, movimientos de manos….), nos resultan más agradables y más interesantes.
5.- Aprende cómo, cuándo y dónde corregir
A nadie nos gusta que nos corrijan, pero si además lo hacen en público, peor. Antes de corregir a alguien, escúchale lo que tiene que decir, intenta entenderle, cómo se siente y porqué. Muéstrale empatía y busca un terreno común que compartáis para usarlo como punto de partida para explicar tu posición. El otro se mostrará más predispuesto a escuchar y te permitirá corregirle sin ponerse a la defensiva.
6.- Repite, parafrasea
Cuando alguien te habla necesita sentirse escuchado. Parafrasear en una forma de demostrarle que le estás escuchando, que quieres comprobar que estás entendiendo bien lo que te está contando y así, le pondrás en buena disposición porque se siente realmente escuchado y comprendido.
Además, parafraseando ponemos en marcha nuestra Escucha activa y nuestra empatía.
Los estudios demuestran que cuando los terapeutas utilizan la escucha reflexiva los pacientes tienden a revelar más sus emociones y tienen una mejor relación.
Si lo hacemos con nuestros amigos, repitiendo lo que acaban de decir formulándolo como una pregunta se sentirán escuchados y la relación mejora.
7.- Asiente de vez en cuando
Las personas carismáticas “escuchan”. Asentir mientras te hablan, es una forma de dar a entender que estás escuchando. La otra persona también asentirá al cabo de un rato puesto que tendemos a imitarnos y la conversación fluirá con buenas vibraciones.
8.- No critiques ni juzgues.
Si eres humano, y reconoces que un error lo puede tener cualquiera y que lo importante es no volver a repetirlo, harás que los demás no se sientan fracasados o juzgados.
Tampoco caigas en la condescendencia, y permitas todo. Si tienes que criticar, critica el hecho, no a la persona.
Bueno, aquí tienes 8 estrategias con las que puedes empezar a practicar. Como yo siempre digo, vete poco a poco, y observa los resultados. Utilízalas con cabeza, no abuses de ellas y si practicas todos los días pronto notarás cambios, no sólo en los demás, sino también en ti mismo.
Cuéntame en los comentarios cuál te ha gustado más. ¿Alguna vez habías utilizado alguna?
Que tengas una buena semana y no te olvides,
“Toma el control de tu vida, vive la vida, lucha por tu felicidad”.