La semana pasada hablamos de cómo la asertividad puede ayudarnos a ser más felices. Y hoy vamos a ver cómo podemos ser más asertivos.
He recopilado varias técnicas y herramientas que según psicólogos e investigadores si las ponemos en práctica pueden mejorar nuestra asertividad.
No es necesario hacerlas todas. Vayamos poco a poco practicando y en poco tiempo notaremos los resultados. Cuando terminéis de leer el artículo me encantaría que compartierais vuestra experiencia, en los comentarios. ¿Cuáles os gustan? ¿Os ha funcionado? ¿Cómo os habéis sentido?
1.- Empieza practicando en situaciones de bajo riesgo.
No se cambian los hábitos de la noche a la mañana. Igual que si decidimos empezar a correr todos los días no nos lanzaríamos a correr 10 km el primer día, con la asertividad también iremos poco a poco.
Podemos empezar a decir lo que pensamos en entornos públicos como tiendas, restaurantes, hoteles etc. Debemos aprender a no sentirnos incómodos cuando vamos a devolver un producto porque está defectuoso, o decirle al camarero que la carne nos gusta más hecha o que nos cambien de habitación si no nos gusta la que nos han dado. No será fácil al principio, si somos de los que este tipo de situaciones nos incomodan, pero debemos intentarlo y poco a poco nos daremos cuenta de que la reacción que provocamos no es para nada la que esperábamos. Evidentemente no hablo de que os quejéis por quejaros, entiendo que hay una razón lógica para plantear la queja.
Cuando salgamos con amigos o con nuestra pareja, también podemos opinar sobre lo que nos apetece hacer o dónde nos gustaría ir, tener iniciativas y no ser de los que levantan los hombros y dicen “me da igual” “donde tu quieras”. Busquemos cosas interesantes para hacer, o sitios a los que ir y comentémoslo en el grupo.
2.- Aprende a decir NO
¿Somos egoístas porque tenemos necesidades? Si estamos desbordados de trabajo y un compañero nos pide que le echemos una mano ¿no podemos decirle que no? Sí podemos. Lo que tendremos que hacer, es decirlo correctamente. “Ya sabes que yo siempre estoy dispuesta pero ahora mismo estoy desbordada, no puedo ayudarte”. Y si queréis le podéis ofrecer una solución alternativa, “quizá Laura pueda” o “mañana estaré mas libre”.
Para decir NO correctamente lo que tenemos que tener muy claros son nuestros límites. Tenemos que saber a qué no estamos dispuestos a renunciar y así sabremos cuándo decir NO. Y también evitar los pensamientos negativos “soy una mala madre, soy una mala amiga…” . No somos malos por decir NO si realmente hay una razón lógica.
3.- Habla en primera persona.
Si hablamos desde el TU las personas pueden sentirse atacadas y automáticamente se ponen a la defensiva.
Si comenzamos las frases con un “Yo creo” “Yo pienso”, “Yo siento” será difícil que alguien no esté de acuerdo contigo. Nadie puede discutirte cómo te sientes, tus sentimientos son tuyos.
4.- Fíjate en tu lenguaje corporal.
Nuestro mensaje no sólo va en lo que decimos. También es importante cómo lo decimos. Nuestra postura, el tono de voz, debemos intentar transmitir confianza y seguridad en nosotros mismos. Habla sin titubeos, mirando a los ojos y si puedes, y la situación lo permite, sonríe. Es increíble el poder que tiene una sonrisa.
5.- A veces, menos es más
Cuando expresamos nuestra opinión, un deseo o una necesidad, no siempre tenemos que disculparnos, dar explicaciones o justificar nuestros motivos. Si lo hacemos puede llegar a sonar como excusa, y al final, será contraproducente.
6.- No te rindas
Si no te hacen caso cuando te quejas, o no te quieren contestar cuando preguntas algo, insiste y pide explicaciones. No te conformes con el un “lo intenté”.
Por ejemplo, si en una tienda la política de empresa es no devolver el dinero pero has llegado a casa, has visto que la prenda está defectuosa y cuando vas a cambiarla no tienen otra igual, el problema es de ellos, no tuyo. No pueden obligarte a que cojas otra cosa. Si tu no quieres otro producto insiste en que no lo devuelves por capricho y que quieres que te devuelvan el dinero.
7.- No te alteres
Cuando alguien no está de acuerdo contigo mantén la calma. No eleves el tono de tu voz y no te enfades, no tenéis porqué estar de acuerdo. Razona tu postura y mantenla, a no ser que la otra persona te dé razones para que tú cambies de opinión. Cambiar de opinión si hay una lógica detrás no está mal, y si lo reconoces sin problema seguramente serás respetado. Pero si no te convence, no cedas, porque perderás toda credibilidad y respeto si cada vez que te llevan la contraria cedes sin razón alguna.
8.- Elije tus batallas
No hay porqué pelearlo todo. Hay cosas por las que no merece la pena enfadarse. Las personas que todo lo pelean suelen querer tener razón siempre y resultan muy cansinas.
9.- Habla de hechos no de juicios
Si no te gusta el informe que te ha presentado tu empleado, no le digas “Esto es una chapuza” porque se sentirá atacado y se defenderá poniendo toda clase de excusas. Puedes decirle “Este informe está incompleto y necesito los datos ………”
10.- No des por hecho que la gente sabe
A veces no decimos las cosas porque ellos deberían saber. Mi novio debería saber que me gusta que me invite a cenar, mis amigos deberían saber que me molesta que no me devuelvan lo que les he prestado, mi madre debería saber que no me gusta que se presente en casa sin avisar….. y como deberían saberlo nosotros no lo decimos, y cuando no lo hacen nos sentimos molestos pero callamos. Pues no, debemos decirlo, una y otra vez, sin enfadarnos, de buenas maneras pero lo decimos. “No me has devuelto el libro que te dejé”, “no me has avisado que venías”, “porqué no me llevas a cenar este fin de semana”…. Casi nunca hay una mala intención tras ello, simplemente somos olvidadizos, y necesitamos que nos recuerden las cosas.
Y recuerda: “Una comunicación asertiva solo se da cuando las dos partes se sienten seguras”.
Si te sientes despreciado o criticado, levantarás un muro que te dejará incomunicado. Quizá finjas que sigues estando ahí, pero mental y emocionalmente te has retirado de la conversación.
No hagas que otros se escondan tras ese muro, intenta que la persona con la que hablas se sienta segura e importante, y lograrás una comunicación efectiva. Si piensan que están siendo juzgados, evaluados o despreciados se cerrarán de inmediato.
Cuéntame en los comentarios qué piensas de todo ésto, si alguna vez te han hecho sentirte pequeñito, cómo te enfrentas a ello. Con tus experiencias aprendemos todos.
Un beso, hasta la semana que viene.
Mónica Moreno M.
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