Si tenemos unas buenas habilidades sociales, nos relacionaremos con los demás de forma sana y además disfrutaremos con ello, ya que nos permiten ser nosotros mismos, respetar nuestras necesidades, expresar deseos y opiniones pero también desarrollar nuestra empatía para entender a los demás y escucharles, ganándonos su respeto. Las buenas habilidades sociales, por tanto, son fuente de bienestar.